Un Román que da consejos…

«Lo que es Boca. Quilombito… Son ellos mismos los que se tiran tiros en los pies. Nos echaban la culpa a nosotros ¿O no? ¿No le echaban la culpa a los periodistas? Decían: ‘Ustedes hablan en contra de Boca’, que se yo. Hay que dejar pasar el tiempo. La gente está enojada y quiere un entrenador, quiere que les digan ‘Éste es el entrenador'» (Oscar Ruggieri, pensador contemporáneo, si lo quieren escuchar completo es por acá).

Ese textual, si se fijan la fecha, es del 19 de Agosto de este año. Dos meses y monedas. Boca venía de empatar el fin de semana 0-0 con Racing y en la semana con el mismo resultado ante el Central de Tevez. A Boca se le criticaba, más allá de venir siendo el campeón vigente, entre otras cosas que no haya traído a un entrenador después de la ida de Battaglia. Battaglia al que, también recordemos, el periodismo tildaba de poco DT para Boca, por más que ganara dos títulos. Otro que se criticaba era la falta de refuerzos, porque el único que había llegado en el receso invernal eran Martín Payero y Facundo Roncaglia, lejos de los Vidales y Cabanis que esperaba el stablishment.

El humo que le gusta a la gente

Entonces el foco de los ataques era Ibarra, el que no tenía chapa para dirigir en Primera (Por más que, como en el último partido, enfrente había tenido a uno que ni título pero igual BLINDAJE), al que le quedaba enorme el lugar de DT de Boca, el que estaba ahí por ser amigo de Román. Y ahí estaba la cuestión, el problema no era Ibarra, ni Battaglia, ni Roncaglia: El problema era Román. Ese Román que desde que asumió les fue retaceando las notas, que cuando podía le pegaba a la prensa (como hizo durante toda su carrera como jugador), ese que está de vice de Boca después que el delfín de Angelici perdiera las elecciones ante Amor Ameal. Román era el blanco, Boca, el cuerpo técnico y el plantel eran los daños colaterales.

Porque el Consejo de Futbol después de la salida de Battaglia, lejos de salir a tirar dólares en un país donde no sobran, no salió a buscar DT’s de renombre ni a buscar jugadores for export, el mensaje era claro: Esto es lo que hay, se viene laburando hace tres años en Inferiores, es la hora que se pegue el salto y que salga como salga. En un torneo donde Boca no se jugaba la clasificación a ninguna Copa (Porque, recordemos, VENIA CAMPEON), si había un momento para apostar, era este, Por más que al resto no le parezca. Román lo sabía, el hincha de Boca lo sabía, los periodistas lo sabían, pero siempre vende más el quilombo, siempre vende más la CRISIS EN BOCA, entonces los asados de Román con los jugadores se tomaban a risa. «Sigan comiendo asados que así les va».

Acá el video

Pero vino el partido contra Defensa y Justicia de visitante y Boca se llevó el triunfo en el último minuto, con gol del pibe Vázquez, lo que lo posicionó en el octavo puesto. No estaba en el lote de arriba, pero no perdía pelea todavía, era la fecha 15 con 12 por jugar. Para la 16 tocaba jugarle al que venía el puntero del torneo, el Atlético Tucumán de Pusineri que andaba a paso firme y no parecía venir a La Boca a bajar el paso. Y así fue, a los 16 minutos ya estaba arriba con gol de Lotti y todos los carniceros de los medios estaban afilando la chaira para prepara lo que iba a ser una masacre de Boca «regalando prestigio de local». Entonces, a los 69 minutos, el Negro Ibarra manda a la cancha por Romero a Luca Langoni. «A quien?» decían los que repiten como loros y esperaban que del banco saltara Ibrahimovic y veían como salía a la cancha un pibito bajito, con cara de nene. Ellos veían a otro pibe que iba a ser sacrificado en este caos que era (para ellos) Boca, pero Ibarra vio al pibe que venía fogueando en la Reserva, el que le mostró que tenía ese «algo» que los otros no tienen. Y Langoni entró, metió dos goles y no se fue más. Era la fecha 16, Boca estaba a seis de la punta.

Lo que vino después fue una seguidilla de triunfos (1-2 ante Colón de visitante, 1-0 ante River, 0-1 a Lanús) que lo colocaron como único puntero del campeonato. Un puntero que no descollaba fútbol, que metía goles en los últimos minutos, uno que sufría más de lo que disfrutaba pero que dejaba algo en claro: Jugaba, mal o bien, hasta que pitaba el árbitro y no daba ningún partido por cerrado hasta el último minuto. El empate en 0 de local ante el Globo hizo que salgan otra vez a hablar las voces que esgrimían que Ibarra no era un buen DT, que este Boca no le puede ganar a nadie y demases (A la postre, numéricamente hablando, este Huracán terminó cuarto en el torneo y entró a la Libertadores), pero el triunfo ante Godoy Cruz (Otra vez Langoni), Vélez (Con gol de Morales, otra de las apuestas del DT), Aldosivi y Sarmiento lo había dejado otra vez como puntero en soledad. La caída ante Newells ponía de vuelta en la punta a Racing, que había estado siempre al asecho y quien, como señalé antes, tampoco le había ganado a Boca en el mano a mano. Llegó el triunfo ante Gimnasia y el empate ante el Rojo (mano de River/cagazo de Racing mediante) y acá estamos, viendo como Román se sigue cebando mates adentro de copas.

Tiren, tiren papelitos

Se podrá decir lo que se quiera de este Boca, como incluso ya lo dije yo, que no era vistoso, que ha ganado partidos con el último suspiro, que cada partido podía ser una tortura para propios y extraños, pero la jugada fue esa, apostar a lo que había, mirar para adentro, sacar pibes (Se promocionaron 31, una cifra récord en Boca) y tratar de pelear con esas herramientas. Los resultados están a la vista, los dos torneos del año ganados, el único equipo grande que sigue en Copa Argentina (Donde, cabe señalar, siempre juega un equipo con más suplentes que otra cosa y así y todo, ahí está) y que tiene que jugar por dicho torneo a tres días de terminar campeón un torneo que fue para todos los participantes extenuante, por lo ajustado del calendario y las lesiones que se fueron dando en el camino.

Porque eso también hay que valorarlo, por cada roto Ibarra tenía un pibe que no se sacaba de la galera de manera mágica, lo venía viendo en Inferiores y le dio cabida en el equipo de Primera. Se rompían Rojo, Zambrano y Figal? Ahí surgió Aranda. Se caían Fabbra o Advíncula? Saltaban Sandez o Weigandt. El medio estaba copado por Varela y la rueda de auxilio preferida era Medina (O Molinas hasta que se lesionó). Arriba se cayeron Villa y Ceballos (también juvenil)? Aparecieron Langoni y Morales. Todos de la cantera, todos conocidos del Negro, todos con 0 gasto para el club. Desde lo estrictamente económico, todo ganancia para Boca.

Pero entonces saquearon las Inferiores, le sacaron al Negro y los dejaron sin DT y bla, bla, bla. Se fue Ibarra y asumió Herrón, si, el que era ayudante de Battaglia en la primera. El resultado? Campeones, con una eficacia del 88%. Al igual que la Primera, empezó a media máquina pero después no lo pudieron parar. Las joyas de esas inferiores fueron Morales y Zalazar, otro que también tuvo minutos en Primera y que busca hacerse un lugar. Otra vez, el laburo serio llevó al club a conseguir un torneo que se le venía escapando.

The Future

Y, como para ir cerrando, el otro día fue noticia Verón cuando hablando del futbol femenino dijo “Saquemos el romanticismo y todas las cosas que se hablan del amateurismo. El fútbol es un negocio. Como negocio tiene que ser redituable, es muy difícil para el fútbol masculino sino tuviera los ingresos que tiene, tener lo que tiene. Entonces, el femenino tiene que tener la misma fuente de negocio para poder reinvertir, porque si no es muy difícil”. Y saben quién invirtió en el futbol femenino? El Boca de Román. El resultado? Bicampeonas de la mano de Jorge Martinez, incluso con una final a la que le abrió las puertas de la Bombonera para que pudieran jugar y se habilitó un 60% del aforo, el cual se completó en su totalidad. Y para completar, en la Copa Libertadores Femenina bajaron a las últimas campeonas, Corinthians, por 2-1 y llegaron por primera vez en la historia a la final luego de empatar en los 90 con el Deportivo Cali 1-1 y de imponerse en la tanda de penales, bien a lo Boca (?). Otra pifiada de Román (?)

Vamos las pibas

Entonces, desde lo deportivo, desde lo institucional, desde lo económico, se puede decir, como dijo este campeón del mundo, que Boca es un quilombito? Volvemos otra vez al axioma que expusiera en otro post: Boca vive en crisis. Pero, así y todo, no para de ganar. Parafraseando al Die, siga cebando, Román, que para chupar el mate hay una fila bien larga.