Mitos, leyendas y demás (XVI) PARTE I

Si señores, volvemos a la carga con una nueva entrega en este variopinto rincón del antro, donde colgamos fotos y cuadros de  equipos, jugadores, almanaques de gomería y dirigentes que de una forma u otra, han ingresado a ese olimpo, a veces sacrosanto, a veces hediondo, de la memoria popular.  Unos por grandes logros deportivos, otros haciendo el ridículo, otros entrando por la puerta del escándalo, siempre hay tránsito hacia este altar.

Yo se que les gusta, por eso esta pegado en esa pared…

El caso que nos trae hoy, seguramente conocido por la mayoría, pero NUNCA POSTEADO, lo que nos da una oportunidad de robar con un POST MAS para seguir trayendo, no solo ratos de diversión y termismo en sanas dosis, sino además, gloria y loor para este antro infecto perdido en los confines del conurbano cibernético.  Asi que, sin mas preámbulos, acomódese en su silla, incluso usted, LOS LEO PERO SOY OTARIO, pídase otra ginebra y pare la oreja:

El Maracanazo / el Bengalazo

Situándonos en los finales de la década del 80, excelente fuente de EXITOS MUSICALES, plena hiperinflación, ministros de economía muertos a los pocos días de asumir, y se veía en el horizonte, Feyaris, patillas y el nunca bien recordado 1 a 1.  En medio de esa vorágine, se disputaban las eliminatorias para el (de pie) MUNDIAL DE ITALIA 1990 y su ENORME ÉXITO

Pueden sentarse… la selección Argentina, ya clasificada, luego de obtener el campeonato en tierras aztecas 3 años atrás, ocupaba una de las 3,5 plazas que FIFA asigno a Sudamérica.  Las otras 2,5 plazas, se disputarían entre las 9 selecciones restantes, 2 clasificando directo y la tercera, yendo a vérselas con el combinado israelí, ganador del Grupo que compartió con representantes de Oceanía.

Así, tras un sorteo en el Hotel Plaza de Buenos Aires, quedó conformado el Grupo 3 de las eliminatorias con las selecciones de fútbol de Chile, Brasil y Venezuela.

El fixture, del cual se sospecha que el entonces presidente de la ANFP Miguel Nasur arregló en desmedro de las posibilidades chilenas por la suma de US$ 100.000, determinó que el último partido sería Chile visitando a los brasileños.

Estaba fresco el recuerdo de la Copa América 1987 jugada en Argentina, en donde la Selección Chilena había derrotado en un brillante partido a Brasil por 4 goles a 0.

En julio de 1989, la selección chilena comenzó su proceso de clasificación con miras al Mundial de 1990. Para dicho objetivo, el DT Orlando Aravena, había asumido la dirección técnica de la selección chilena un año atrás.

En el partido inicial del grupo, Brasil derrotó como visita a Venezuela por 4 a 0.

Una semana después, Chile logró vencer en Caracas a Venezuela por 3-1, por lo que se comenzó a preparar el partido ante Brasil en el Estadio Nacional de Santiago. 

Dias antes, los medios chilenos insinuaron que Brasil recibiría un trato favorable de parte de los árbitros, dado que el mandamas de la FIFA era el siempre puteable Joao Havelange, suegro de Ricardo Teixeira, pope de la CSF en aquel entonces.

La selección chilena se contagio del clima, y contradiciendo los preceptos de FIFA sobre salir ambos equipos en simultaneo al campo de juego (para evitar que le tiren con de todo a la visita), salieron antes que los visitantes.  De quien fue la idea?  Del capitán local, ROBERTO ROJAS.

El 13 de agosto se jugó el partido ante Brasil. Con un juego violento por parte de ambos seleccionados, que terminó con las expulsiones de Romario, Raul Ormeño y Orlando Aravena, ambos cuadros no se sacaron ventaja, empatando 1-1.

Aquí, el resumen según la TV brasilera.  El partido completo? No, ese es el curro de Rola.

Según la TV chilena

Aquí, TREMENDAS MURRAS

Brasil se puso en ventaja por un infortunado rechazo de Astengo que pegó en Hugo González y se metió en el arco. Cerca del final, Chile empató con un gol polémico. El juez pitó tiro libre indirecto en el área de Brasil por falta técnica de Taffarel. El blondo arquero había atajado la pelota, caminó cuatro pasos con ella, la hizo picar en tierra, volvió a tomarla con las manos y a caminar. En esa caldera que era el partido y el estadio, nadie lo había notado, pero Jesús Díaz sí y lo pitó: falta técnica (carrying). Apenas oyó el silbato, Jorge Aravena le pidió la bola a Taffarel y este insólitamente se la entregó; en tan solo un segundo y sorprendiendo a todos, El Mortero Aravena la apoyó en el piso, tocó cortito para Basay y este, desde el punto del penal, la mandó adentro casi sin oposición pues todo Brasil estaba protestándole airadamente al árbitro Jesús Díaz. Un gol extraño de un partido terrible. El empate despertó la euforia del público y aplacó en parte la virulencia.

Quien enloqueció fue Sebastião Lazaroni, el entrenador de la Canarinha; quiso entrar al campo, el juez colombiano lo echó y, ante su resistencia, fue sacado por una docena de uniformados. Los carabineros fueron menos recios que Ormeño, pero le dieron una buena pateadura al DT. Mientras se lo llevaban le daban en los tobillos. Aún desencajado en vestuarios, Lazaroni gritaba:

ESTO ES UNA VERGÜENZA DEL FUTBOL!

Los desmanes  que generó el público hicieron que la FIFA castigara con la localía a Chile para su próximo partido, trasladando el partido ante Venezuela a la ciudad de Mendoza.

“Las Eliminatorias son una guerra sin muertos”, suele sentenciar un amigo. Ese partido, sin embargo, dejó uno. Expedito Teixeira, padre del entonces flamante presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, Ricardo Teixeira, asistió al estadio Nacional en calidad de simple aficionado y sufrió un infarto en la butaca, que en Brasil fue atribuido directamente a la impresión por el clima hostil de esa tarde en la comuna de Ñuñoa. Expedito nunca se recuperó y falleció el 26 de agosto, 13 días después del partido, en la clínica Santa María, de Santiago. En esas casi dos semanas de agonía, ningún directivo de la Federación de Chile fue a visitarlo. Havelange tomaba nota… TERMISMO EN SU MÁXIMA EXPRESIÓN.

Como se vio en las crónicas, el ambiente venia caldeado, caliente, cargado de tensión y mala leche.

El 20 de agosto, Brasil derrotó como local a Venezuela por 6-0. Una semana después, Chile, jugando de local en Mendoza, venció por 5-0 al combinado que todavía podía comprar papel higiénico. Aun así, Chile quedaba junto a Brasil a la cabeza de la clasificación con 5 puntos, aunque la diferencia de goles permitía que el equipo brasileño clasificara, obligando a la selección de Chile a ganar el partido de vuelta, mientras que a Brasil le bastaba sólo un empate para clasificar.

Las mentes más afiebradas de esa selección, a la que le sobraban excelentes jugadores, comenzaron a idear el modo de salir airosos y llegar al Mundial por si con fútbol no alcanzaba. A raíz de la beligerancia del primer choque -nunca tan ajustado el término- en Chile se pensó que encontrarían represalias en Río. Pero resultó lo contrario. La CBF, las autoridades y la misma prensa predicaron que había que mostrar otra cara; no poner la otra mejilla, sí garantizar la máxima seguridad a los visitantes y dar un ejemplo de civilidad y juego limpio. Se hizo una campaña mediática instando a la gente a brindar una fiesta deportiva en paz. Pero a la vez evitar cualquier incidente, pues Fifa había declarado el partido como de “alto riesgo”, por lo cual designó dos comisarios deportivos de alto rango: el uruguayo Eduardo Rocca Couture, ex vicepresidente de la Fifa, y el español Agustín Domínguez en carácter de veedor extraordinario. Y sobre todo porque en vista de lo sucedido en Santiago, el mundo entero podía pensar que los brasileños quisieran un desquite e incurrieran en agresiones. Teixeira sabía que con un empate clasificaban y no quería correr el mínimo riesgo, el de 1990 sería su primer Mundial como presidente y, si eran eliminados, podía perder la presidencia. Él soñaba con estar muchos años en el sillón. El fútbol brasileño es una máquina de generar dinero y Ricardo ya había establecido su sociedad con Traffic, la cual había debutado haciendo las Copas América de 1987 y 1989. Intuía que lloverían millones (y no estaba errado).

Chile llegó al aeropuerto de El Galeão a las 22 horas del sábado 02 de Septiembre, bien sobre el partido. Un grupo de alrededor de cien torcedores esperó al plantel chileno y le dedicaron aplausos y hasta vivas. Se dispuso un dispositivo de seguridad similar al de una visita papal. Una impresionante cantidad de patrullas, carros de asalto y sobre todo de policías en moto escoltó al bus del plantel chileno hasta el hotel en Recreio, bien al sur, alejado del centro de la ciudad.

Todo fue pacífico. Al día siguiente llegamos muy temprano a Maracaná a esperar la llegada de la Roja y acompañamos al transporte, que iba a paso de hombre, desde los portones de ingreso hasta la puerta misma del camarín. Todo se desarrolló en perfecta calma. En las tribunas, los 141.072 espectadores no pensaban en agresiones sino en que Brasil ganaría sin problemas dado su alto poderío futbolístico. Por lo demás, las tribunas del Maracaná están lejos del campo, por lo cual el visitante no se siente hostigado.

El 3 de septiembre de 1989, se vieron las caras en el Maracaná, en el partido definitorio.

El chiflido y BRASIUUUL de cuando anotaban un gol, es un clásico como la estática en forma de bubuzela de los partidos de la ex Copa Intercontinental.

Tras un primer tiempo empatado sin goles, en el cual primaron los intentos ofensivos del combinado brasileño con grandes respuestas por parte del arquero chileno Roberto Rojas, quien también hizo tiempo e intentó bajarle la intensidad al partido, el brasileño Careca anotó un gol a los 4 minutos del segundo tiempo, con un tiro fuerte, que venció la resistencia del arquero chileno; resultado que causaba la eliminación del cuadro chileno.

Se terminaba el amarretismo, Chile tenia que salir a buscar el partido de una vez, ya que necesitaba dos goles y no había hecho nada importante en el desarrollo hasta entonces.

Entonces, era tiempo de echar mano al Plan B, ya que con el futbol no llegaban ni a la esquina.

En el minuto 67 del partido, tras un saque de Taffarel, recibido por Fernando Astengo, Rojas cayó al campo, simulando ser herido por una bengala lanzada por Pato Fontanet hinchas brasileños desde las tribunas.

De dónde salió la bengala? Quién la lanzó? Cómo es que Rojas tiene una cortada y no una quemadura? La bengala cayó de la tribuna. La lanzó Rosemary Mello, una mujer que iba por primera vez al Maracaná. Rosemary había llegado allí en compañía de su esposo y una pareja amiga. En la entrada, un desconocido le dio dos bengalas. Llévelas usted, que una mujer pasa más fácil , le había dicho el hombre, a quien no volvió a ver.

Rosemary se quedó con las bengalas y en medio de la emoción del juego lanzó una al aire, que al final cayó en el campo, relativamente cerca de la portería en donde estaba Rojas.

Conocida luego como A Fogueteira, tuvo tal notoriedad, que hasta poso para Playboy.

Tirame con Napalm, bebé

Pego sus 15 minutos de fama. Playboy le pago 40000 dólares por la sesión de fotos. Vivió a todo culo y en 2011, alejada de la buena vida, murió de una aneurisma.

Nunca imagino que lanzar esa bengala, desataría la secuencia de hechos oscuros que subyacían en el campo de juego.

A continuación, el inicio del caos:

Jaime Vera, Fernando Astengo, Juan Carlos Letelier, Patricio Yáñez, Ivo Basay y Jorge Aravena, junto al kinesiólogo Alejandro Kock, concurren al lugar donde yace Rojas.

Kock tira un maletín negro al suelo, arrodillándose junto al arquero para brindarle atención. En ese momento, y producto de la indignación, Yáñez hace un gesto obsceno a la barra brasileña, que fue sociabilizado en Chile con su nombre (hacer un Pato Yáñez).

Los jugadores piden con urgencia la camilla para cargar al portero, mientras un puesto de cancha informa que Rojas sangra profusamente de la ceja izquierda, producto de la herida.

Los chilenos reclamaron por el hecho al árbitro argentino Juan Carlos Loustau, mientras otros jugadores toman a Rojas y lo comienzan a transportar fuera de la cancha, mientras llega la camilla, la cual es rechazada por los chilenos. Liderados por el subcapitán Fernando Astengo, los chilenos decidieron abandonar la cancha argumentando falta de garantías para seguir con el juego, sin que el árbitro y los dirigentes chilenos presentes en el estadio, pudiera convencerlos de continuar el partido.

Pichi Lousteau y Pancho Lamolina.

La terna espero durante 25 minutos a que los visitantes regresaran... Luego de lo cual decretaron el abandono. 

Mientras tanto, Ricardo Alfieri, reportero Gr*fico argentino, le entregó el rollo fotografico de esa noche a la Confederación Brasileña de Fútbol.

“Lo vimos de al lado: se tiró”

El testimonio, tajante, pertenece a los fotógrafos Ricardo Alfieri (hijo), y Atsushi Kondo, japonés. ‘La luz fosforecente cayó un metro y medio detrás del arquero y él se tiró acusando la lesión. Nosotros estábamos pegados al arco y tenemos toda la secuencia, no estaba herido, seguro’, coincidieron ambos, quienes fueron invitados por la televisión brasileña para obtener su relato pormenorizado.
Al sub capitán, Fernando Astengo, lo inhabilitaron 5 años por instigar a abandonar el encuentro; en tanto, el DT Aravena, el medico Daniel Rodriguez, y el utilero Nelson Maldonado, junto con el presidente de la ANFC, Sergio Stoppel, fueron sancionados. 

Todos conocían el ardid de Rojas, y lo encubrieron.  Aravena, pidió a Rojas y al médico, quedarse en el campo de juego para generar un incidente, con el cual poder forzar la anulación del partido y la repetición en terreno neutral. 

En el caso del utilero, escondiendo los guantes en los cuales oculto la hoja con la que se autolesiono.

Rojas confesó haber cortado su propio rostro con una cuchilla de afeitar oculta en su guante para simular un ataque de los hinchas brasileños; la bengala, fue la excusa perfecta.

Astengo, en una entrevista concedida años más tarde, dijo  que «en la cancha primero vi a Roberto (Rojas) con un hilito de sangre en la cabeza. Me fui a hablar con el árbitro argentino Juan Carlos Loustau mientras lo atendían y a la vuelta estaba bañado en sangre, lo que me impresionó. Ahora digo que en el papel lo habían atendido en la cancha, pues para mí fue evidente más tarde que alguien le hizo varios cortes en la cabeza. En el camarín le sacaron algo de pelo para curarlo y vi que no sólo estaba cortado en la ceja, sino que además tenía más heridas en la cabeza. Me quedé mudo y fue en el vestuario donde capté que todo era falso».

Astengo siguió rememorando ese triste episodio e indicó que «hubo un grupo que se concertó para hacer el montaje del Maracaná. Creo que aparte de Roberto son cinco personas, entre ellas algunos jugadores». «Pero a esta altura de la vida no les quiero hacer daño por sus hijos, nietos, esposas y trabajos. Yo sufrí el dolor de no jugar y perdí mucho, porque después de esas clasificatorias me iba de Gremio a la Lazio en Italia. Asumí culpas ajenas, pero no daré nombres, aunque espero que en un momento alguna de esas personas diga toda la verdad«, reveló.

https://www.emol.com/noticias/deportes/2013/12/16/635287/fernando-astengo-revela-nuevos-antecedentes-del-incidente-del-maracana-en-1989.html

«Fue una estupidez mía asumir la responsabilidad del retiro del equipo en mi calidad de segundo capitán, lo que me signficó el castigo de la FIFA, que años más tarde me declaró inocente», afirmó. «En el túnel paré a todo el equipo, les dije que lo que hacíamos era complicado y que cada uno me repitiera su posición. Y el único que quería seguir jugando fue Jaime Pizarro», recordó.

El 26 de mayo de 1990, Roberto Rojas declaró al diario La Tercera:

Me corté con una gillette y la farsa se descubrió. Fue un corte a mi dignidad. Tuve problemas en mi casa con mi mujer, mis compañeros me dieron la espalda…, pero si yo hubiera sido argentino, uruguayo o brasileño no estaría suspendido, pero como soy chileno no me dieron la posibilidad de reivindicarme.

Años después, declaro:

«Se cayó en esa estupidez que podíamos derrotar a una institución mafiosa, y por muchas décadas se perjudicó a países pequeños. Cuanto tiempo Chile tenía que luchar y nos robaban. Fue ese afán de querer ganar ante cualquier lugar ante esas instituciones corrompidas».

https://redgol.cl/seleccionchilena/Roberto-Condor-Rojas-recuerda-el-fatidico-Maracanazo-El-tiempo-me-dio-la-razon-20200422-0046.html

A ver, a ver si entiendo… luchabas contra LA CORRUPCIÓN con este cuento mal armado? Ese es tu argumento?  En serio?

Dicen las crónicas, que el entonces arquero de San Pablo, tenía destino europeo, supuestamente en tierras galas e incluso, sondeos del Mandril.

Como corolario de toda esta situación, Roberto Rojas fue vilipendiado por la prensa chilena, la sociedad le dio la espalda y encima debía volver a Brasil, epicentro de todo el escándalo.  Era literalmente, un paria.  Incluso hoy, hay opiniones encontradas sobre su persona.

En medio de una maraña de mentiras, confesiones, acusaciones cruzadas y un periosidismo que fogoneaba todo, el daño se repartio como un Kohinorr cargado con bosta.

Hasta aquí, la primera parte de este extenso choreo denominado post, sobre uno de los hechos mas recordados y funestos de la historia del futbol mundial.

Pero esto no termino aca, hay que seguir procastinando un rato.  Stay tuned por la segunda parte de este envio.

Hasta la próxima!