Pactos de sangre

Y acá estamos otra vez, con la página en blanco mirándonos de una manera casi tormentosa, (dado que la caja boba es progresivamente más y más pobre a la hora de ofrecer contenidos para robar inspiradores), nos encontramos de vuelta en medio de las tareas del hogar enganchando cierto intento de editorial surgido tras escuchar un intercambio que no vale la pena enlazar. Por eso, si le quedan ganas de leer, pase, acomódese lo mejor que pueda, y deje en forma de comentarios la indignación, bronca o lo que le genera este texto (sin perjuicio de futuros posteos más elaborados).

Resulta que días atrás se rumoreaba que tres de los principales equipos de la nación de la mitad del mundo (?) (cuyos colores siguen el orden de la bandera heredada de la Colombia grande) cambiarían de entrenador y pues, días después aprovechamos esos sucesos para analizar un fenómeno que desde siempre nos ha intrigado ¿Qué es, cómo (y cuándo) se gesta, y sobre todo quiénes encabezan una cama al DT? Es decir, de una u otra forma hemos visto a ciertas plantillas de equipos(o peor, de selecciones) tomar un trayecto más o menos brusco con el objetivo de sacarse de encima al treinador(?)

Desde el club del ascenso al gigante lleno de títulos, todo club tiene en su historia registros de camas. Más o menos obvias, contra DTs desconocidos, estrellas en ascenso, históricos del club, o del campeonato; llega un momento en el que es inocultable que «el camerino está roto» y los jugadores han decidido no luchar. En el caso del primer rumor apuntado arriba, dicho club replica la tónica de la política del país al encontrarse en un lío reglamentario que lo obliga a volver a un periodo electoral a año seguido. Sin profundizar demasiado, la dirigencia no reconocida por el Ministerio del Deporte aprovechó (primero) un reglamento que difería en conveniencia propia del aprobado por el organismo rector de las competencias deportivas y (en segunda instancia) un fallo aprobado entre gallos y media noche (así como lo leen, presentado a las 2 y aprobado a las 8 de la mañana) de la justicia ordinaria a todas luces amiga de los beneficiarios. Y tras todo ese proceso, la dirigencia para evitar futuros problemas (que expondrían a que FIFA intervenga y potencialmente sancione al fútbol ecuatoriano) acata la orden de nuevas elecciones.

En medio de ese caos cesan al uruguayo que dirigía al equipo en cuestión y el director deportivo toma las riendas como técnico interino con el desafío de enfrentar al brasileño Sao Paulo. Más allá de la categórica victoria del visitante, intramuros (?) se reiniciaron los rumores apuntando a cierto candidato conocido de ustedes, pues «los jugadores son amigos del Pony y quieren que sea presidente». Entonces volvemos a las interrogantes con las que iniciamos este texto y añadimos una más ¿Registran un caso de cama por cuestiones meramente electorales?

Es decir, este escriba puede recordar casos en los que los jugadores ultiman al míster(?) tras desacuerdos con la conducción, el estilo, el exceso de carga física, o por confrontaciones directas ya sea por cuestiones futbolísticas o que afectan el trato preferencial para ciertos jugadores. También recordamos los casos en los que la cama se dio por malos repartos (especialmente observables tras triunfos deportivos, por objetivos conseguidos, o en el caso más cercano por premios de clasificaciones mundialistas). De confirmarse que el cambio de directiva (la cual heredaría un nuevo DT que aún no asume) resulte un bálsamo recuperador del primer equipo estaríamos frente a quizás un nuevo caso de cama, que no sabotaje con fines electorales.

Nota: Desde esta tribuna rechazamos el uso de «sindicato», término utilizado en ciertas latitudes para denominar estos comportamientos. Porque «trinca«, club de amigos y (sobre todo) camarilla nos resultan denominaciones más apropiadas para el accionar gangsteril (?) de lo más sano del fútbol…